domingo, 9 de marzo de 2014

Vacaciones en Marruecos: Marrakesh

Viajamos 9 horas en bus desde Fez hasta Marrakesh. El viaje estuvo muy bueno, tranquilo! Llegamos a Marrakesh y esperamos que se haga de día para ir al albergue. "está aquí a la vuelta, cerca al Consulado de Francia" nos dijeron los chicos de la agencia de bus que luego se hicieron nuestros amigos. Llegamos al Albergue nos instalamos, dormimos un rato y salimos a descubrir la ciudad. Esta vez, el albergue estaba en la parte nueva de la ciudad así que podíamos salir solos. La parte nueva se parece a Lima, por ratos parecía la parte de la Arequipa que da para Miraflores y por ratos la parte que da para Lince. Hay tiendas modernas como Zara, Mango, nada que envidiar a otras ciudades. El tráfico, un poco confuso porque a veces no se veía dónde estaba el semáforo. 







Luego de ir a una agencia de viajes para contratar un guía para visitar la medina y pasear en dromearios al día siguiente y de visitar la oficina de turismo, plano de la ciudad en mano, nos dirigimos a la medina.
En la oficina de turismo nos dijeron que había una parte que podíamos visitar solos así que hacia allá fuimos.  Lo primero que visitamos fue la mezquita "Koutubia”. Esta es uno de los monumentos más representativos de Marrakesh y su alminar (torre) mide 69m siendo el edificio más alto de la ciudad.






Seguimos caminando y ya se veía el típico alboroto de la medina, los comercios mayoristas, la gran muralla que la rodeaba, y finalmente llegamos a las "Tumbas saadíes". Es un mausoleo en donde se encuentran los restos de unos seis miembros de la dinastía Saadí.











Al día siguiente nos recogió una van y fuimos rumbo a la medina. Nuestro guía, Abdulah, nos llevaría a recorrer el Soco que es el centro de la medina y donde solos no podríamos ir porque, al igual que en Fez, nos podíamos perder. La medina de Marrakesh me gustó más que la de Fez, era más ordenada y además se podía distinguir la parte residencial y la parte de comercio. Las casas son de color rojo-ocre, que es el color de la tierra local.  Al igual que en Fez, en Marrakesh también aprovechamos para hacer algunas compritas, visitar una herboristería, y disfrutar de los mercaditos de frutas, de los personajes, etc.












Visitamos también el “palacio Bahía”. Fue construido a finales del siglo XIX, con la intención de ser el palacio más grande de todos los tiempos. Su nombre significa "brillantez". Es lindísimo!!! La decoración de sus techos es increíble, lleno de detalles y colores. Dicen que la decoración del techo de una habitación podía demorar un año y tener entre 12 y 20 personas trabajando en ello. 










Flor de luna
 Luego para terminar el tour, fuimos a la "Plaza Jemmaa el Fna".En esta plaza podemos encontrar ambulantes, gente vendiendo jugo de frutas, artistas, encantadores de cobras (casi me muero cuando vi las cobras...le tengo fobia a las serpientes!), monos y sus dueños, listos ellos para abordar a cualquier turista distraído y hacer que se tome alguna foto, turistas y cafés alrededor. Toda esta rica mezcla de "manifestaciones culturales" fue considerada por la Unesco como patrimonio inmaterial de la humanidad.






Finalmente, y para cerrar con broche de oro, la van nos recogió y fuimos al tan ansiado paseo en dromedarios. Por falta de tiempo, no pudimos pasar una noche en el desierto, y pasear ahí en dromedarios, ver la puesta del sol y pasar una velada con los bereberes, comiendo comida tradicional y cantando bajo las estrellas. Sin embargo, como para todo hay solución en esta vida, encontramos la opción de ir a un lugar lleno de palmeras en donde podíamos pasear en dromedarios. La experiencia fue genial! y también estuvo llena de gritos al comienzo jaja. Y es que, para los que no sepan, el dromedario primero se para con la patas delanteras y luego con las traseras, puede ser al revés, el hecho es que en algún momento terminas sintiendo que te vas a ir de cara  jeje así que desde que uno intenta sentarse sobre el animal hay que cogerse muy bien. Yo sabía, así que ya me veían bien agarrada. La verdad es que no podíamos estar más felices!!! 







 Regresamos al albergue muy contentos y listos para ir a la estación de bus y tomar el que nos llevaría a Fes y de ahí tomar el vuelo a Barcelona. 
Ir a Marruecos fue un viaje lindo, lleno de muchas anécdotas divertidas, risas, y mil cosas que nos hicieron descubrir una cultura diferente. Me permitió conocer a un lindo grupo de amigos con los que viajé y juntos conocimos personas muy amables que estuvieron siempre dispuestas a mostrarnos sus costumbres y a ayudarnos con cualquier cosita. Descubrí que con un "salam aleikum", un  "shukran" (gracias) y una sonrisa basta para ganarse la simpatía de los marroquíes. Para mí, es una manera de mostrarles que por un momento eres parte de su mundo. Lo hice y disfruté el viaje mucho más. 






Este viaje me hizo descubrir un lugar que creí conocer por todo lo que la tele nos vende, pero al comenzar este viaje supe que mucha de esas imágenes se esfumarían porque no hay como estar en el lugar para conocerlo mejor. Viajar nos abre la mente, nos hace más tolerantes porque aprendemos a respetar las diferencias....finalmente, nos hace más humanos.